miércoles, 8 de abril de 2020

LA PRIMAVERA ESTÁ AL CAER


LA PRIMAVERA ESTÁ AL CAER
Estoy cansado de tanto sofá con mantita, de tanto estar en casa, de tanto frio aceitunero, y de las largas noches de invierno como dice Serrat en su cantar. Poco a poco, nos vamos despojando de la bufanda y del abrigo, y como buen anunciador de la estación de las flores ya he escuchado otro año más la flauta del mirlo en un parquecillo cercano.

La primavera la sangre altera, es una frase muy arraigada y repetitiva. He querido ver el significado de esta expresión y todas ellas coinciden en que es  la estación que más favorece el estado de ánimo de las personas; dicen también que aumenta el interés por relacionarnos, y sobre todo se produce en este ciclo estacional un mayor incremento de nuestra actividad amorosa porque la primavera es para los humanos al igual que en las plantas, el despertar a la vida. No importa la edad que tengamos, pues a todos nos afecta esta estación en mayor o en menor grado. A medida que se acerca la primavera vamos notando que los días son más largos  y de cómo nuestras pilas se van cargando con esa luz y ese sol que habiendo estado invernado, vuelve a irradiarnos de vitamina-d, consiguiendo al mismo tiempo que una serie de componentes agiten nuestras hormonas. No sé cuál será la primera flor de la primavera, pero ya hace tiempo que veo aquí en Madrid en algunos jardines a los nísperos cargados de panochas en flor y esto llega a confundirme, aunque para mí, el mejor anunciador de la primavera es Juan Real, cuando en este portal nos ofrece la foto del primer lirio o de la primera orquídea silvestre torrecampeña. Un lujo sobre todo para los que vivimos lejos de nuestra tierra.

Pero ni punto de comparación mí estado de ánimo de ahora con el arrojo de cuando tenía quince años, porque aquellas primaveras de mi adolescencia, cuando estábamos en la flor de la vida, -frase esta de hondo calado que  solían decirnos nuestros mayores-,  me sentía repleto de una vitalidad y alegría muy difícil de definir, aderezada esta fortaleza con la música de aquella canción con la que jugaba y jugábamos a enamorarnos. Hoy escojo una de aquellas canciones entre tantas, cuyo título lo dice todo: No puedo evitar enamorarme de ti, Cant´t Help Falling in Love de Elvis Presley, búscala, pínchala, y saboréala, porque yo escuchándola mientras esto escribo me traslada a…
…aquél tiempo de mi juventud, cuando la recolección de la aceituna tocaba a su fin, las calles a primeras horas de la noche, se alegraban con los cantos de mujeres jóvenes jugando al correndero. Era el anuncio de que la primavera estaba a un paso; presagio de ello cuando el estado anímico del mocerío se disparaba en un derroche de felicidad difícil de ocultar. A pesar de que la fiesta del carnaval estaba prohibida, por ese tiempo previo a la cuaresma, los correnderos  era la manera de celebrar esta fiesta a nuestro modo,  y era también el lugar para ver a la moza mientras se rondaba. Así se aprovechaba para contemplar a la que uno le tenía echado el ojo y comprobar si alguno de aquellos cantos carnavaleros que desgranaban las jóvenes, escondían de forma irónica despecho hacía el que rondaba, o por el contrario algún halago.

Noches de ronda, de cánticos carnavaleros picantes y atrevidos, mezclados con el humo de los chiscos y los aromas que salían por las chimeneas creando una neblina que se expandía por las calles dibujando todo ello un ambiente difícil de describir. 

Como podéis comprobar, me he adentrado en los jardines de aquellas mis primaveras añoradas. Lástima que no os pueda cortar de esos jardines algunas rosas para ofrecéroslas ya que marchitaron, pero os regalo esta preciosa foto de flores silvestres para que escojáis las que más os gusten y se la ofrezcáis a esa persona tan especial para vosotros.

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