ATARDECERES EN
TORREDELCAMPO.
Foto de: eltiempo.es
A lo largo de mi ya
dilatada vida he contemplado muchas puestas de sol, a veces en lugares muy
dispares de la geografía española, como también en otros países donde se me hizo
de noche, pero ninguno de los crepúsculos
por mi contemplados se asemejan a los que podemos observar desde el marco
incomparable de nuestro sagrado cerro.
A veces ocurre que los
árboles no nos dejan ver el bosque, y es por lo que muchos de nosotros, en
nuestro bregar diario, preocupados por lo que no tenemos, apenas llegamos
a valorar en su justa medida este
inmemorial prodigio que la madre Naturaleza nos legó.
No me extraña que los
iberos escogieran para su necrópolis un lugar desde donde sus muertos pudiesen
ver puestas de sol como la de la
fotografía. Es algo mágico, por ello, me inclino a pensar que tal vez eligieron
este emplazamiento porque es aquí donde al morir encontrarían las escaleras y el
agujero por el que se sube al cielo envuelto todo ello en una fiesta de
colores.
Dejo lo mágico y entro
en el plano religioso para asegurar que esto ocurre porque el Cielo cada
anochecer le regala a nuestra Patrona Santa Ana este colorido cuando abandona
la ermita a la hora de irse a descansar a su morada, mientras que el sol le
alumbra el camino con una encendida alfombra de color púrpura.
Desde otro punto de
vista más poético, puede que el incendiado del cielo sea motivado por los
rubores de millones de olivas, sonrojadas estas al tiempo de acostarse por las
pecaminosas frases de amor de sus esposos los olivos poco antes de que el astro rey apague la luz del
dormitorio.
Este espectáculo tan
maravilloso es parte de nuestro patrimonio, y es obligación fomentarlo para
ofrecer como reclamo al visitante la observación de una puesta de sol desde El
Mirador del Llano de Santa Ana, esta atalaya en la que los días de poca bruma,
desde posiciones muy alejadas me saluda cuando regreso a nuestro pueblo,
plataforma idónea para colocar un rótulo al estilo hollywoodiense con el nombre de TORREDELCAMPO
en grandes dimensiones, una de las maneras de vender este prodigio y
promocionar a nuestro pueblo. No sé si dará resultado, pues llevo sin practicar
el marketing desde mis tiempos de bancario.
Como alguien dijo: Yo vendo
esta puesta de sol para así escribir un mejor amanecer.
Antero Villar Rosa
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