(Foto de J.M. Suárez)
La foto de cabecera de
este escrito es tan conmovedora que me ha hecho recordar cuando estudiando
marketing bancario me tocó profundizar y analizar la Pirámide de Abraham
H. Maslow, psicólogo estadounidense que murió en 1970 que entre sus
muchas frases célebres recuerdo la siguiente: La satisfacción de una necesidad crea otra, expresión esta que el profesor que
impartía la clase nos recalcaba una y otra vez como claro exponente a desarrollar
por cada uno de nosotros de cara al cliente en nuestro puesto de trabajo. La teoría de la pirámide afirma que las
acciones del ser humano nacen de una motivación innata a cubrir nuestras
necesidades, las cuales se ordenan jerárquicamente dependiendo de la
importancia que tenga para nuestro bienestar.
No voy a desmenuzar las
cinco partes de que consta dicha pirámide, pero si voy a ahondar en alguna de
ellas sobre todo en la primera donde se sustenta la base de la figura
geométrica que abarca la mayor porción de ella en la que se encuentran las necesidades
fisiológicas o básicas de todo ser humano, como son entre otras la más
primordial, la alimentación. La foto que muestro es tan expresiva que desvela
quién es la persona que está en la base
de la pirámide, y quienes ya han conseguido escalar las siguientes necesidades
como: la de seguridad y protección,
la de afiliación y afecto, la de reconocimiento y estima, y tal vez la
última la de autorrealización.
Y ahí está el pobre hombre
de la foto corriendo al paso de la calesa mendigando con su gorra una limosna,
de seguro para comida, mientras que los ocupantes del coche de caballos parecen
ignorarlo. Es despreciable el ver como estos “caballeros” parecen absortos a la
súplica del desgraciado. Puede que esta foto esté realizada hará al menos un
siglo cuando la mayor parte de la población estaba estacionada en la base de la
pirámide cuyo objetivo era poder llenar
día a día su estómago. Hoy, aunque debo de admitir que quedan algunos de estos
últimos, la mayor parte de nuestra sociedad, aquí en nuestro país, estamos estancados una buena parte en el
segundo escalón, porque teniendo segura la alimentación, el ser humano busca el
siguiente peldaño que es el de la
seguridad; la seguridad a un empleo, la de un hogar, además de la de tener
recursos disponibles para afrontar cualquier contingencia.
El ser humano lucha
para conseguir llegar a la cúspide de la pirámide que cito, y ahondando en la
cita de Maslow: La satisfacción de una
necesidad crea otra, vemos cómo las personas que van satisfaciendo
necesidades en cuanto logran una, quieren tener otra. Por poner un ejemplo, aquellos
que viven en un barrio humilde cambian de inmediato si su economía se lo
permite a urbanizaciones lujosas queriendo con ello ganar el autorreconocimiento,
la confianza, y el respeto de los que los rodean. Somos así por naturaleza.
Vivimos hoy en un mundo
globalizado por las últimas tecnologías puestas al alcance del hombre en las
que un puñado de ricos manejan la economía del planeta. No llegan a treinta las
personas que poseen el 50% de toda la
riqueza del mundo. Son los multimillonarios, los que luchan entre ellos por
aparecer ocupando un puesto cada vez más relevante en la revista Forbes, pero
para mí, estos, son seres despreciables, porque yo a quienes admiro son a los ricos de corazón, aquellos que van
ayudando a cuantas personas necesitadas encuentran en su camino. En nuestro
pueblo, afortunadamente no hay ninguno de los del grupo primero, ni falta que
nos hace, pero sí de los que están dispuestos desde la plataforma donde prestan su servicio
a la sociedad, y otros de manera voluntaria y altruista, a favorecer a los más
necesitados. Aparece en mi mente la imagen de uno de estos últimos. Me reservo
dar su nombre, aunque sé que él, cuando esto lea no se sentirá identificado
porque su humildad se lo ha de impedir. Estas personas para mí son las que
llegan a alcanzar la cúspide de la pirámide, porque aparte de beneficiar a las gentes
que favorecen, percibirán con sus buenas acciones el gozo de la autorrealización, de ello estoy seguro.
En definitiva, ojalá
nunca lleguemos a ver imágenes como la de la foto, ni ninguna que se le
asemeje. Hagamos pues entre todos, un mundo más justo porque querámoslo o no, navegamos
en el mismo barco.
Termino con una cita
para que nos sirva de consuelo: Siempre
imaginamos a los demás mucho más felices de lo que son en realidad.
(Montesquieu)
Antero Villar Rosa
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