viernes, 25 de diciembre de 2015

PASEANDO MI INSOMNIO






 
Foto de Julián Ruiz

PASEANDO MI INSOMNIO


Ando por las calles silenciosas de mi pueblo, por calles que antes fueron veredas viejas. Camino en la noche que es la mitad de la vida cuando mi vida es ya casi toda noche.

Es Noche Buena. Del estruendo al silencio, del bullicio a la calma. Ya se apagaron los cánticos de villancicos y murió el eco de la última puerta al cerrarse.

Duerme la calle cuando la gente no está. Camino por ellas paseando a mi alma. ¡Qué paz! ¡Que sosiego! ¡Qué silencio! Sólo se oyen mis pasos  y ladridos de perros vagabundos a lo lejos.

Entre la neblina con un beso blanco de escarcha, las luces mortecinas de los faroles barnizan a los adoquines con retazos de un mar de cristal, mientras que el frío manto de la bruma se balancea asustado cuando el reloj de iglesia desgrana cuatro sonoras y lentas campanadas en la gélida madrugada.

No me siento solo, presiento que calladamente desde alguna oscura ventana, tras de una cortina, ojos pocos discretos e insomnes me auscultan y hasta radiografiarán la frescura del marisco de mi extinta cena.           

Mañana será Navidad y los pájaros en los tejados se preguntarán dónde estárán los panaderos, los tractores, los remolques y las voces de los aceituneros. No habrá nadie en los Jardinillos, ni en la “chismosa” pregoneros, todos seguirán acostados, al menos hasta que se vaya el churrero.     

Lamento que se acabe mi vigilia, que se acabe mi paseo. Quiero ahora seguir despierto para soñar que aún estando lejos sigo caminando por las calles de mi pueblo. Dejo dormir a las calles mientras que yo, con estos gratos recuerdos, la noche de Noche Buena, de madrugada, mientras esto escribo, tengo que dejar de hacerlo porque me estoy quedando dormido.

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¡Feliz Navidad!  A todos, paz, amor, prosperidad y un venturoso año 2016 lleno de esperanza. 


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