sábado, 3 de febrero de 2024

LA TRISTEZA DE MUCHOS MAYORES.


 

Sentado, apoyando sus brazos cruzados sobre una mesa de raídas tablas  de cualquier bar cutre de los muchos que abundan en los suburbios de las grandes ciudades, este hombre de avanzada edad que figura en la pintura de este cuadro, parece estar absorto a todo lo que le rodea. Tal vez esté pensando en sus glorias marchitas y no contemplando el vaso de licor que  descansa en la mesa descrita como así a simple vista el pintor lo retrata. Su rostro surcado de profundas arrugas, aunado por su avanzada decrepitud, refleja una  tristeza muy evidente, tanto, que de manera no verbal parece pedir ayuda.

Si por algo me caracterizo es por mi capacidad en la observancia, y sincerándome, personas como estas las veo muy a menudo, bien  sentadas en un banco de cualquier parque, o tomando un café, solos, sin más compañía que sus recuerdos. A veces, me gustaría preguntarles sobre su vida y ahondar en el porqué de esa tristeza que no logran esconder ni aunque hubiesen estudiado arte escénico.

Sospecho que la muerte del cónyuge sea uno de los principales desencadenantes de la aflicción en estas personas, donde ese dolor se acentuará mucho más si la pareja ha estado fuertemente unida. En este caso el problema emocional se ha de unir al de los trámites y papeleos que esto lleva a cabo. Su incapacidad para resolverlos los harán sentirse unos inútiles e incompetentes.

Otro de los factores puede que sea la pérdida de la autoestima al creer no sentirse valorados por las personas que les rodean, agravado por el aislamiento social en el que pueden están sumergidos y más, si en sus vidas las relaciones familiares como ocurre en buena parte de los casos es de desatención y abandono.  La incomunicación de la sociedad actual, donde los amigos, familiares y vecinos se encuentran todos detrás de una pantalla, es otro agravante.

Ante tales componentes, la soledad, la peor y la más ingrata de las compañías entra de okupa en los hogares de estas personas. Hay quienes prefieren una soledad elegida, pero creo que estos serán los menos, porque estoy por asegurar que los que están en el grupo de la soledad no deseada serán mayoritarios. Dicen que existe otra clase de soledad, la compartida, esta sin duda ha de ser la más grave de todas. Pero no cabe duda de que cualquier muestra de afecto hacia estas personas pudiera ser el mejor de los reconstituyentes.

Espero y deseo que sean muy pocos los que en nuestro pueblo estén atravesando por circunstancias como las que describo. A los de mi grupo, a los que estamos disfrutando todavía de la juventud de la vejez porque sean de aproximadamente mi edad, a ellos, les auguro un futuro más  prometedor cuando estemos en la residencia de mayores de nuestro pueblo de próxima construcción, porque yo, como muchos ya sabéis, el día que me muera quiero vivir en mi pueblo. Que nadie me tache de exagerado, pero creo que será cuestión de ir preparando la instancia de ingreso para cuando eso llegue.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario