Sentado, apoyando sus brazos cruzados sobre una
mesa de raídas tablas de cualquier bar
cutre de los muchos que abundan en los suburbios de las grandes ciudades, este
hombre de avanzada edad que figura en la pintura de este cuadro, parece estar
absorto a todo lo que le rodea. Tal vez esté pensando en sus glorias marchitas
y no contemplando el vaso de licor que
descansa en la mesa descrita como así a simple vista el pintor lo
retrata. Su rostro surcado de profundas arrugas, aunado por su avanzada
decrepitud, refleja una tristeza muy
evidente, tanto, que de manera no verbal parece pedir ayuda.
Si por algo me caracterizo es por mi capacidad en
la observancia, y sincerándome, personas como estas las veo muy a menudo, bien sentadas en un banco de cualquier parque, o
tomando un café, solos, sin más compañía que sus recuerdos. A veces, me
gustaría preguntarles sobre su vida y ahondar en el porqué de esa tristeza que no
logran esconder ni aunque hubiesen estudiado arte escénico.
Sospecho que la muerte del cónyuge sea uno de los
principales desencadenantes de la aflicción en estas personas, donde ese dolor
se acentuará mucho más si la pareja ha estado fuertemente unida. En este caso el
problema emocional se ha de unir al de los trámites y papeleos que esto lleva a
cabo. Su incapacidad para resolverlos los harán sentirse unos inútiles e
incompetentes.
Otro de los factores puede que sea la pérdida de
la autoestima al creer no sentirse valorados por las personas que les rodean,
agravado por el aislamiento social en el que pueden están sumergidos y más, si
en sus vidas las relaciones familiares como ocurre en buena parte de los casos
es de desatención y abandono. La
incomunicación de la sociedad actual, donde los amigos, familiares y vecinos se
encuentran todos detrás de una pantalla, es otro agravante.
Ante tales componentes, la soledad, la peor y la
más ingrata de las compañías entra de okupa en los hogares de estas personas.
Hay quienes prefieren una soledad elegida, pero creo que estos serán los menos,
porque estoy por asegurar que los que están en el grupo de la soledad no
deseada serán mayoritarios. Dicen que existe otra clase de soledad, la
compartida, esta sin duda ha de ser la más grave de todas. Pero no cabe duda de
que cualquier muestra de afecto hacia estas personas pudiera ser el mejor de
los reconstituyentes.
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