Que llueva de una vez en mi
pueblo.
Que se mojen los caminos.
Que el polvo se haga barro.
Que el trueno despierte al
olivar de la larga y tediosa siesta.
Que el botijo del cielo
estalle en mil chubascos.
Que el dios de la lluvia
taladre con sus dedos a los nublos.
Que las hormigas corran a los
hormigueros.
Que un vientecillo fresco anestesie
el canto de las cigarras.
Que gruesas gotas retumben en
el seco cutis del olivar.
Que se agiten los cardos para
que alumbren vilanos.
Que los vencejos en el cielo
hagan la primera cata.
Que las grietas dejen de mostrar
las profundas venas de las olivas.
Que en la gris y plomiza
tarde regrese la gente del campo.
Que los caminos se enciendan
con la luces de los coches.
Que vuelva aquél olor a parva
mojada en la era.
Que huela a hinojo mojado y a
olivo recién duchado.
Que el olivar no se atragante
para que no beban los torrentes.
Que llueva de una vez en mi
pueblo, que llueva en el campo.
Que lluevan jornales en
Torredelcampo.
Que llueva, pero que llueva, agua virgen extra.
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