viernes, 15 de mayo de 2015

MEDALLA DE ORO DE LA VILLA DE TORREDELCAMPO


       Cuando yo era pequeño soñaba que me dieran aquél premio. Era una pelota de goma que don Federico, el cura párroco custodiaba en un armario de rejillas en la sacristía. Yo quería que esa pelota fuese para mí, y para ello puse mucho tesón aprendiéndome de memoria la historia sagrada y coleccionando vales con puntos que nos regalaban por asistir a la catequesis además de contestar a las preguntas que el prior nos hacía. Nunca pude jugar con aquella pelota porque otro tal vez con más méritos que yo resultó ser el ganador de aquél premio.
Desde aquella vez y durante toda mi vida no he luchado por premio alguno más que el de conseguir sacar a mi familia adelante con mi trabajo; meritorio trofeo el cual conseguí y del que no me canso de alardear y presumir. 
Os quiero informar de que el Ayuntamiento de Torredelcampo, mi pueblo, me ha nombrado para hacerme entrega de la Medalla de Oro de la Villa en su edición 2015, por lo que me siento muy orgulloso y honrado.
No quiero caer en el tópico tan utilizable en estos casos argumentando que no soy merecedor del mismo porque en cierto modo estaría desacreditando a la institución que me lo otorga y a las personas que la representan a las que por adelantado le muestro mi más sincero agradecimiento;  las que forman parte de la Corporación Municipal con su Presidenta a la cabeza y a todas las de los diversos grupos políticos que por unanimidad  consideraron que era merecedor de esta honrosa distinción.            
Gracias también a todos los torrecampeños y torrecampeñas, amigos y amigas que me apoyáis, pues sé que a vosotros os debo mi reconocimiento por el cariño que me mostrasteis en mi pregón romero, y quisiera desde aquí demostraros mi gratitud de forma diferente a la demostrada por aquél niño del principio que no quiso compartir aquella pelota conmigo. Yo si quiero repartir a trocitos este honroso premio que se me va a otorgar con todas las buenas gentes de mi pueblo, con todos esos buenos torrecampeños que como yo y como tú se sienten orgullosos de serlo.
Desde la sincera humildad que me caracteriza, os mando a todos mi reconocimiento y gratitud.      
Un abrazo desde la distancia.



   

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